UNA MALA INVESTIGACIÓN

A poco de haberse iniciado el fenómeno de las apariciones de la Virgen en Peñablanca y debido a la connotación que iba adquiriendo el caso, el obispo de la Diócesis de Valparaíso nombró una comisión investigadora asumiendo la jefatura de la misma el Pbro. Jaime Fernández Montero, de la congregación de Schoensttan.

El padre Fernández había nacido el 16 de octubre de 1932; se ordenó sacerdote en 1961. En su larga trayectoria de labor pastoral ininterrumpida (55 años), destacó su apoyo al sacramento del matrimonio y a la familia.

El Padre ocupó el cargo de Vicario Episcopal para la Familia, entre los años 1992 y 2007. Desde el año 2008, y hasta la fecha, trabajó en la pastoral hospitalaria de Santiago.

Murió en Santiago el 24 de febrero de 2016, a los 84 años de edad.

El Padre Jaime Fernández, de la primera generación de Schoenstatt en Chile, tuvo un papel importante en el inicio del Movimiento de Schoenstatt en Portugal y Ecuador.

 El sacerdote se aboco de inmediato a realizar su labor y al cabo de pocas semanas ya tenía un veredicto al respecto. Todo lo acontecido en Peñablanca era absolutamente falso y los servicios secretos del régimen militar estaban detrás de todo. Con el pasar de los años el sacerdote fue develando algunos aspectos de su investigación, sin embargo junto con ello fue quedando al descubierto una serie de incoherencias y falta de rigurosidad en su labor investigativa.

Una muestra de aquello está en las declaraciones hechas a la prensa, señalando que  uno de los aspectos que había llamado poderosamente su atención estaba en un supuesto mensaje en donde la Virgen atacaba a los obispos chilenos, que curiosamente se aprontaban a entregar una declaración sobre  la situación política del país en ese entonces  “Los obispos son la cloaca de la humanidad y no hay que hacerles caso”  dijo el sacerdote, y agregó que aquí “hubo todo un show para callarles la boca a los obispos que se estaban metiendo contra la moral de la dictadura.”

Lo que el padre Fernández no sabía o bien omitió deliberadamente es que el mensaje en cuestión no era nuevo, sino había sido dado a conocer a la humanidad en el año 1846 en la aparición de La Sallete.

El mensaje señala ” Los Sacerdotes, Ministros de mi Hijo, los Sacerdotes…, por su mala vida, por sus irreverencias e impiedad al celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza. ¡Sí!, los Sacerdotes piden venganza y la venganza pende de sus cabezas. ¡Ay de los sacerdotes y personas consagradas a Dios que por sus infidelidades y mala vida crucifican de nuevo a Mi Hijo!  Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al Cielo y piden venganza, y he aquí que la venganza está por sobre sus cabeza”.

Dicho mensaje fue dado a conocer públicamente el  24 de octubre de 1983, o sea 18 días después que el sacerdote investigador había finalizado su trabajo y cuando el sacerdote ya había dejado su cargo.

La Aparición de La Salette fué aprobada oficialmente por el obispo de la Diócesis en donde se produjo el fenómeno, y reconocida por S. S. Pío IX. el 19 de septiembre de 1851. Y es más, cuando en la audiencia privada del 20 de Enero de 1982 le presentaron a Juan Pablo II una documentación sobre el mensaje de La Salette, Su Santidad comentó: “Estamos en el corazón de las profecías.”

Fieles de Peñablanca, al ser consultados al respecto solo atinaron a decir  ¿ Alguien duda de la actitud vergonzosa de los Obispos de todo el mundo que se han visto involucrados en escándalos y casos de pederastia  ?  La virgen sólo profetizaba dichos acontecimientos.

Otro de los argumentos que esgrimió el sacerdote para decir que todo era un fraude estuvo en el supuesto descubrimiento de un grupo de militares accionando un transmisor, desde donde se le daba instrucciones a los aviones para que – quemando petróleo – formaran figuritas en el cielo.

“Eran militares”  dice el sacerdote.  Miguel Ángel pidió: Madrecita, haz un signo en el cielo. ¡Y apareció una figurita como un pescadito!  Eran ellos los que transmitían el mensaje a un aviador, que liberaba petróleo y aparecía un humo que formaba una figura. Ahí perdí los estribos. Les dije: Desgraciados, tales por cuales. Ellos cerraron su cuestión y se fueron”.

Sin embargo dicha aseveración resulta muy polémica  y no sólo porque los fieles presentes – que en aquella época sobrepasaban con creces las 20 mil personas en cada aparición –  nunca vieron ni sintieron a algún avión evolucionar sobre el lugar sino porque expertos en la materia indican que lo señalado por el sacerdote es prácticamente imposible de realizar.

El general de Aviación en retiro, Mario Avila Lobos, piloto de guerra con 37 años de servicio en la FACH y quién llegó a poseer la segunda antigüedad en la institución fue claro en señalar, al ser consultado sobre esta materia que “para hacer figuras de humo en el cielo se necesita un estanque de aceite especial de capacidad limitada que otorga no más de 3 a 4 minutos de generación de humo ”.   Añadió que en la FACH, las únicas naves equipadas para tales maniobras son las correspondientes a la escuadrilla de alta acrobacia “Halcones”  sin embargo  “el humo solo se emplea  en ciertas trayectorias de la rutina y sus maniobras, porque su disponibilidad es limitada y por lo mismo su empleo esta previamente definido en forma precisa para cada maniobra.”

También el sacerdote investigador se refirió a los sangramientos ocurridos en la cabeza del joven vidente y del cual hay decenas de testigos, incluidos médicos, dermatólogos y periodistas. 

Para tal situación el padre Fernández dijo que su investigación le había permitido determinar que la sangre que salía de la cabeza del muchacho eran “bolsitas con pintura que se ponía en el pelo y que le reventaban en un determinado momento.”

En este punto el periodista e investigador del hecho, José Fernando Molina asegura que fue testigo presencial de como “comenzaban a formarse en la piel del cuero cabelludo pequeñas lesiones puntiformes, que al cabo de algunos minutos crecían de tamaño hasta alcanzar varios milímetros y de las cuales manaba sangre fresca. Lo  impactante del caso es que dichas lesiones se producían sin que ningún objeto visible las provocara”.

El mismo profesional, al participar en el programa “Alfombra Roja Prime” de canal 13 de televisión encaró al sacerdote investigador preguntándole que como él podía afirmar tal cosa, en circunstancias que el fenómeno de los sangramientos ocurrió en julio de 1984, fecha en la cual  él ya había abandonado su cargo (octubre de 1983) y había sido trasladado a Ecuador, 6 meses antes de que se produjera dicho hecho.  Al respecto, Jaime Fernández sólo pudo reconocer que efectivamente, él no había sido testigo de tales hechos.

Finalmente cabe consignar que el sacerdote Jaime Fernández fue el único religioso en la Diócesis que habló de participación de la CNI en el montaje de los hechos de Peñablanca y el presidente de la segunda comisión investigadora, Gonzalo Ulloa fue más allá al asegurar tras ser consultado por la prensa sobre esta situación que “nunca pudimos probar fehacientemente un montaje del gobierno o de los sistemas de seguridad”.