LA SANTA MISA EN PEÑABLANCA

Por espacio de 26 años, el Obispado de Valparaíso ha autorizado la celebración de la Misa en las alturas del hoy llamado Monte Carmelo.

De esta forma, cada primer sábado de mes, cientos de personas llegan a ese lugar para, en medio de gran recogimiento, participar de la eucaristía.

Corría el invierno de 1994 cuando el entonces Obispo de Valparaíso, monseñor Jorge Medina , tras una reunión de clero decidió visitar el santuario para formarse una propia impresión de lo que ocurría en el lugar. Pese a que las supuestas apariciones habían terminado 7 años antes, los fieles continuaban reuniéndose periódicamente para orar, efectuar procesiones en fechas significativas para la Iglesia y gozar de un momento de meditación y paz en ese lugar.

Según explicó el hoy Obispo emérito de Valparaíso, Cardenal Jorge Medina “ la impresión que me lleve fue bastante buena. La gente me recibió con absoluto respeto y me mostraron todo lo que yo quise ver, de tal forma que baje del cerro con una muy buena impresión.”

Tras su regreso a Valparaíso, recuerda Monseñor Medina, reunió a sus asesores: “convoqué al consejo diocesano y les dije…. que hacemos con esto, lo seguimos ignorando o le damos asesoría espiritual a la gente, que de buena fe, concurre a ese lugar a orar. Entonces, la respuesta del consejo fue unánime en recomendarme que autorizara la celebración de la santa misa en ese lugar con la condición que en la predica no se hablara para nada de apariciones y la homilía fuese normal, igual como la de cualquier templo.” recuerda el Obispo emérito.

De esta forma, Medina decidió nombrar a dos sacerdotes para que asumieran la conducción espiritual de los fieles de Peñablanca. Los religiosos elegidos fueron Mons. Jorge Bosagna Aguayo, por ese tiempo Vicario de la educación y el Pbro. Gonzalo Duarte García de Cortázar. El primero de ellos, debido a sus múltiples compromisos, no pudo desempeñar el encargo dado por la autoridad religiosa porteña, debiendo asumir entonces sólo el padre Duarte.

Tras el cese de funciones del padre Gonzalo Duarte como capellán del cerro, el obispado porteño decidió encomendar dicha labor al sacerdote Alvaro Bernal Correa, quién desempeñaba sus funciones eclesiales en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Quilpué, el cuál asumió con gusto sus funciones.

El Padre Álvaro Bernal había nacido el 11 de junio del año 1962. Fue ordenado sacerdote el 20 de noviembre del año 1988 por el entonces obispo de Valparaíso monseñor Francisco de Borja Valenzuela, oficiando su primera misa en la Fiesta de Cristo Rey

De trato amable y cariñoso, el sacerdote pronto conquistó el corazón de la feligresía, la que con piedad yamor en Cristo participaban activamente de sus eucaristias.

Sin embargo el padre Bernal sufrió un cáncer fulminante que rápidamente le quitó la vida la tarde del jueves 10 de noviembre del año 2005.

El padre Álvaro Bernal Correa, tenía 43 años de edad y le faltaban diez días para cumplir 17 años de su ordenación sacerdotal. Desde el 11 de marzo de ese mismo año cumplía funciones como Vicario General del Obispado de Valparaíso y Moderador de la Curia Diocesana, habiendo tomado posesión de su cargo en la Santa Misa Crismal realizada en la Iglesia Catedral.

Así, y desde el mes de Julio de 1994 y de forma ininterrumpida, la misa se realiza cada primer sábado de mes, contando siempre con la presencia de cientos de fieles que llegan de diversos puntos de la región y Santiago, para orar y participar con devoción en el oficio religioso.

¿ QUE FUE DE AQUELLOS HOMBRES DE FE QUE PARTICIPARON EN LA GESTACION DE LA CELEBRACION DE LA STA. MISA EN EL LUGAR DE LAS APARICIONES ?

Al poco tiempo de haber celebrado la primera misa en el santuario Monte Carmelo, el padre Gonzalo Duarte fue nombrado Obispo, haciéndose cargo de espiritualidad las Fuerzas Armadas y luego, nombrado titular de la Diócesis de Valparaíso.

El Papa Juan Pablo II lo designó Obispo Castrense de Chile el 31 de enero de 1995, siendo consagrado el 2 de abril del mismo año en el Templo Votivo de Maipú por el Nuncio Apostólico Monseñor Piero Biggio, quien fue asistido por Monseñor José Joaquín Matte, Obispo Emérito Castrense, y por Monseñor Javier Prado SS.CC., Obispo de Rancagua.

Al día siguiente tomó posesión de la Iglesia Catedral Castrense.

El Obispo Jorge Medina, quien fue el gestor de la idea de celebrar la eucaristía en las alturas de Peñablanca y quién en definitiva autorizó el hecho, fue nombrado – al poco tiempo después – Cardenal de la Iglesia Católica, trasladándose al Vaticano para asumir como Prefecto de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y llegando a ser el quinto hombre en la jerarquía de la Iglesia.

El anuncio fue hecho por el mismo Juan Pablo II, en la carta que ayer envió antes de ser hospitalizado, al cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano, para encargarle que presidiera en su nombre un consistorio para la causa de canonización de cinco beatos.

En ese marco, en el cual también se produjo el anuncio de la próxima canonización del Padre Alberto Hurtado, el Papa escribió: “Confirmo como nuevo Cardenal Protodiácono al señor cardenal Jorge Arturo Medina Estévez”.

Su carta se leyó a la misma hora en que Juan Pablo II era hospitalizado.

Finalmente, el Cardenal Joseph Ratzinger, encargado de visar la autorización del Obispo Medina en 1996, se transformó años después en el nuevo sucesor de Pedro, llegando a Gobernar como Benedicto 16.

A los 78 años fue elegido papa en el cónclave papal el 19 de abril de 2005. La elección del nuevo Pontífice se produjo en la cuarta votación, en el segundo día de cónclave, tras dos fumatas negras. La fumata blanca salió de la chimenea de la Capilla Sixtina a las 17.50 horas.

El cardenal Ratzinger había repetido sucesivas veces que le gustaría retirarse a una aldea bávara y dedicarse a escribir libros pero, más recientemente, había reconocido a sus amigos estar listo para “cualquier función que Dios le atribuyera”.


Curiosamente quien comunicó al mundo esta maravillosa designación, fue el propio Cardenal Jorge Medina, en su calidad de protodiácono, del Colegio Cardenalicio.

Sin duda, es un hermoso regalo de Dios para quienes permitieron la celebración de la eucaristía en las alturas de Peñablanca, dicen los fieles, quienes ven en estos nombramientos la intervención de la mano de la Virgen.

En la actualidad, la eucaristía está a cargo del Pbro. Rodolfo de la Cruz, quién fue nombrado por el Obispo porteño para asumir como nexo entre la Fundación Monte Carmelo y la diócesis porteña.

La misa, continúa desarrollándose todos los primeros sábados de mes, a las 12.00 horas, viéndose sólo interrumpida a contar de Marzo del año 2020 producto de la pandemia mundial que produjo el Covid 19 – Coronavirus.